Un día el Águila altiva descubrió a la Mariposa y le habló de esta manera:
_ Dime, ¿de qué te valen tus dobles alas, si apenas puedes remontar el vuelo ? No veo que puedas elevarte muchp más del tomillo que acaricias. Yo también poseo dos alas, pero con ellas me alzo hasta las cumbres gloriosas y al mirarme en los vecinos cielos clavo en el sol mis ojos penetrantes. ¿ No te admira mi grandeza ? ¿ no ves tu pequeñez ?
-¡ Ay ! – respondió la Mariposa-. Nací diminuta, débil y humilde, pero gracias a mi esfuerzo y mis fatigas, con estas tenues alas mías, puedo disfrutar de la pradera y el jardín y nutrirme del sabroso néctar que la aurora deposita en las flores.
En cuanto a ti, nacida en las crestas de los Alpes, tú , que dominas las agrestes cimas, dime, ¿por qué desciendes de las nubes hasta el suelo para cazar la oscura sabandija ? No puedo entenderlo.
En cuanto a ti, nacida en las crestas de los Alpes, tú , que dominas las agrestes cimas, dime, ¿por qué desciendes de las nubes hasta el suelo para cazar la oscura sabandija ? No puedo entenderlo.
– Tus luces son pocas, por lo que veo.
– Las suficientes, Aguila altiva, para que pueda preguntarme: ¿quién de los dos es más noble, la que busca el rocío celestial que la sublima, o el ave majestuosa que para su torpe festín, olvida su grandeza y mancha su esplendor?.
¡ Bellos conceptos del alado insecto, qué bien sentáis a ciertas jerarquías !.
fragmento del Libro de las fabulas: Lorrin ( Francia ).
Que bonita gesta de almas humildes
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