SIN FIN

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jueves, 14 de mayo de 2015

Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam ( Ensayo ) fragmentos


      ELogio de la Locura,   es un monólogo en el cual la narradora  es la propia   Locura  en  primera persona.            

      Locura,   hace un discurso de  alabanza a sí misma   vanagloriándose    de  sus  dones ,  cualidades, virtudes   y   grandes beneficios que nos aporta  a  todos nosotros.  
       La tarea que le ocupa a   Ella y  sus  amigos  de viaje     ( Demencia, Olvido, Amor Propio Adulación....entre otros )       es hacer más agradable la existencia al género humano  

      Es un ensayo moralista escrito  en tono irónico y humorístico.  El autor muestra las ridiculeces, inconsistencias y absurdos de la sociedad y las gentes de su tiempo.... y de sí mismo.     


                           
                  (  Habla la Locura  )

     -  Hable de mí como quiera el común de los mortales, pues no ignoro lo mal que se habla de la Estulticia, incluso entre los más estultos, pero yo soy la única, sí, la única -digo- que, cuando quiero, lleno de regocijo a dioses y a hombres.   ( .... )

      - Sin embargo,   ¿qué necesidad había de decíroslo?             ¡Como si no expresasen bastante quién soy el semblante y la frente;    como si alguno que me tomase por    Minerva o por la   Sabiduría   no pudiese  desengañarse con una sola mirada aun sin mediar la palabra,     pues la cara es sincero espejo del alma!    
        En mí no hay lugar para el engaño,    ni simulo   con el rostro una cosa cuando abrigo otra en el pecho.     
Soy en todas partes absolutamente igual a mí misma, de suerte  que   no pueden  encubrirme   esos que reclaman título  y  apariencias     de sabios y se pasean como monas revestidas de púrpura o   asnos con piel de león.    
       Por esmerado que sea su disfraz, les asoman por algún sitio las empinadas orejazas ....  ( .... )

      -  La verdad es que yo no considero sabios a ésos que van diciendo que es muy estúpido e insolente el que canta sus propias alabanzas.   Será todo lo estúpido que ellos quieran, pero habrán de reconocer que está muy puesto en su lugar.
 Pues, ¿qué hay más adecuado para la Necedad que el hecho de que ella en persona sea la pregonera de sus propias alabanzas y se ensalce a sí misma?    ¿Quién me podría describir mejor que yo en persona?  A no ser que resultara que alguien me conoce mejor que yo misma. 
Por otra parte, yo creo que obrar así sería un poco más modesto que aquello que por lo general hace el común de los hombres distinguidos y sabios, los cuales, por un pudor mal entendido, suelen sobornar a cualquier retórico adulador o a un poeta gárrulo, para que estos, inspirados por la recompensa que reciben, les dejen oir composiciones laudatorias dedicadas a ellos, es decir, puros y simples embustes. 
Entretanto nuestro pudoroso personaje despliega la cola al modo de un pavo,  alza la cresta,  mientras el descarado adulador por poco equipara a nuestro hombre con los dioses;        presentándolo como perfecto ejemplo de todas las virtudes,  cosa de la que el otro sabe que está tan lejos de su alcance como los astros de la tierra;  
  mientras, el adulador sigue con su tarea de revestir a la corneja con plumas ajenas, de blanquear al etíope y de convertir a la mosca en elefante.
 Yo, en fin, sigo aquella manida conseja popular en la que se dice que es normal que se ensalce a sí mismo aquél a quien no le sale nadie más que lo alabe.      ( .... )
      -  Desde luego, ésa que podéis observar con las cejas enarcadas es Amor Propio.  
 Ésta que veis con ojos que parecen sonreír y con manos dedicadas al aplauso, tiene por nombre Adulación.
 Ésta, ensoñada y parecida a un durmiente, se llama Olvido.
 Ésta, que se apoya en sus dos codos y tiene las manos cruzadas, se llama Pereza.
 Ésta, coronada con una guirnalda de rosas y llena de ungüentos por todas partes, es la Voluptuosidad.
 Ésta, de ojos huidizos y que dirigen su mirada extraviada de un lugar a otro, es Demencia.
 Ésta, la de límpido cutis y de cuerpo bien cuidado, tiene el nombre de Molicie. 
Podéis contemplar también a dos dioses, mezclados con las ninfas; a uno de ellos, lo llaman Festín y, al otro, Sueño Dormilón. 
  Gracias  a  la  fiel  ayuda de este grupo de servidores                       -os lo puedo decir-, tengo sujeto a mi poder todo cuanto existe e incluso ejerzo mi imperio sobre los propios emperadores.  ( .... )

    
    
   fragmento   Elogio de la locura   de   Erasmo de Rotterdam

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