SIN FIN

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lunes, 18 de mayo de 2015

Fragmentos de una enseñanza desconocida P. D. Ouspensky ( fragmentos ) El Cuarto Camino

    El   Cuarto Camino   es una doctrina filosófica y metafísica  con la idea de elevar el nivel de consciencia de la gente e invitarnos a la evolución espiritual y humanitaria.     De orientación idealista, éstas enseñanzas nos llegaron a occidente gracias al maestro místico y escritor George Ivánovich Gurdjieff.

    Nacido en la Armenia rusa fue un viajero incansable.   Trajo esta doctrina a occidente  bebiendo de muchas fuentes que no quiso revelar, aunque nos las hacen intuir sus constantes viajes a oriente.

      Sus enseñazas iban encaminadas al  despertar del hombre          ( que según decía  " vive dormido "  y es como una   " máquina "  ) a  través del autoconocimiento y la  atención consciente.           Tanto la nuestra como la de nuestro entorno.

      Hay un tipo de camino para cada tipo de persona ; y el sentido es encontrar la parte olvidada de cada uno de  sí mismo en su propio camino.  Para ello hay que Recordarla.   
      Recordar  nosotros mismos lo que ya sabemos con  independencia de las influencias que exteriores que nos llegan. 

      Despertar del sueño, de la mal llamada "consciencia" de vigilia en la cual se estamos inmersos,  y que no es más que otra manera de sueño. 

      Este texto son partes de la obra " Fragmentos de una enseñanza desconocida  ",  escrita por su discípulo  Piotr Demiánovich Ouspenski.  
      En ella transcribió algunas de las conversaciones que mantenía con su maestro y la enseñanzas de éste,  siempre con un agudo tono crítico, le impartía.    
  
      " Cuando me di cuenta de que la antigua sabiduría había sido pasada de generación en generación por miles de años y, sin embargo, huera llegado a nuestros días casi sin cambios, lamenté haber comenzado demasiado tarde a darle a las leyendas de la antigüedad el inmenso significado que ahora comprendo que realmente tienen....
      Toda la gente piensa que puede hacer, toda la gente quiere hacer, y su primera pregunta se refiere siempre a qué es lo que tiene que hacer. Pero a decir verdad, nadie hace nada y nadie puede hacer nada. Es lo primero que hay que comprender. Todo sucede. 
      El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él quiere hacerlo, sino como buenamente sucede. Todo sucede. El hombre no ama, no odia, no desea. Todo esto sucede en el hombre sin que el hombre se dé cuenta de ello. Pero nadie querrá creerle si Ud. dice que nadie puede hacer nada. Esto es lo más ofensivo y lo más desagradable que se le puede decir a una persona. Y es particularmente ofensivo y desagradable porque es la verdad.  Nadie quiere saber la Verdad.
      Debe uno, entonces, aprender a decir la Verdad. Esto le parecerá extraño. Lo que ocurre es que Ud. no comprende que uno tiene que aprender a decir la verdad.   La parece que únicamente basta desearlo o decidir hacerlo.   Y yo le aseguro a Ud. que muy rara vez las gentes mienten deliberadamente.... en la mayoría de los casos creen que dicen la verdad.   
 Sin embargo, están mintiendo todo el tiempo, tanto cuando realmente quieren mentir como cuando quieren decir la verdad.     Mienten siempre, tanto a los demás como a sí mismos.   
           En consecuencia, nadie se entiende a sí mismo, ni puede entender a los demás. Para poder decir la verdad es necesario saber lo que es la verdad y lo que es la mentira, y saberlo, antes qué nada, en Sí mismos.   Y esto es algo que nadie quiere saber.
       Ud. no se da cuenta de su propia situación. Ud. está preso. Lo que es más, nadie puede huir de esta cárcel si no obtiene la ayuda de quienes han huido antes que él. no se dé cuenta de que está preso, mientras piense o crea que es libre, no tiene la menor posibilidad.     Nadie puede ayudarlo, y por cierto que nadie podrá liberarlo a la fuerza, contra su propia voluntad, oponiéndose a sus deseos..
      El “hombre-máquina”, para quien todo está sujeto a influencias externas, a quien las cosas únicamente le ocurren, aquel que ahora es una persona, mañana otra y pasado una tercera, no tiene ni puede tener futuro de ninguna especie; está enterrado y eso es todo.    El barro al barro vuelve.     A fin de poder hablar de cualquier clase de vida futura, tiene que haber cierta cristalización, cierta fusión de las cualidades internas del hombre, cierta independencia de las influencias exteriores. 
      La fusión, la unidad interior, se obtiene mediante la fricción, mediante la intensa lucha entre “sí” y “no” dentro de uno mismo puede ocurrir sobre una base falsa como, por ejemplo, una creencia fanática en una u otra idea, o el “temor al pecado”    A fin de posibilitar un desarrollo ulterior, tiene que derretirse nuevamente, por así decirlo... convertirse en algo “indivisible”, “individual” y esto sólo lo puede lograr aunque al principio sea un intenso  sufrimiento.                    Si nada se sacrifica, nada se consigue. 
      La multitud ni quiere ni busca el conocimiento. Los dirigentes de las multitudes, movidos por sus propios intereses, tratan de aumentar los temores de las gentes y fomentan el repudio de todo cuanto sea nuevo o desconocido. La esclavitud, que es la condición de la actual vida del hombre, se basa en este temor.
      El hombre no tiene un YO individual.  Pero, en cambio, tiene cientos y miles de pequeños “yo”, separados los unos de los otros; a menudo se desconocen los unos a los otros, no toman nunca contacto entre sí, o, por el contrario, son hostiles, exclusivistas e incomprensibles entre sí.        Cada minuto, cada momento, el hombre dice o piensa en términos de “yo”. Y cada vez se trata de un “yo” diferente.   Ahora es un pensamiento, luego es un deseo;    ahora una sensación, en seguida un nuevo pensamiento.     Así sigue la ronda eternamente. El hombre es una pluralidad. Y su nombre es Legión.  
     El hombre moderno nace dormido, dormido vive, y dormido muere....
      ¿qué conocimiento puede tener un hombre dormido? Si sobre esto se piensa, recordando a la vez que el sueño es nuestro principal rasgo, no tardará uno en advertir que si el hombre quiere obtener conocimiento, tiene, antes que nada, que pensar en cómo despertar, en cómo poder cambiar su ser ...   
                          Fragmentos de una enseñanza desconocida                                                                       P. D. Ouspensky

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